En el corazón del sureste mexicano, Yucatán despliega un abanico de paisajes que parecen sacados de una pintura expresionista. Entre sus tesoros naturales más icónicos, los flamencos rosados se roban todas las miradas. Estas elegantes aves, con su plumaje encendido y su andar pausado, han encontrado en Yucatán uno de sus refugios más importantes del continente.
Río Lagartos y Celestún son los puntos más conocidos para admirar a los flamencos en su hábitat natural. En Río Lagartos, al norte del estado, el ecosistema de manglares, lagunas salobres y playas vírgenes ofrece el entorno perfecto para su alimentación y reproducción. Aquí, durante la temporada de anidación (de abril a agosto), miles de flamencos se concentran en impresionantes colonias, creando un espectáculo visual que no se repite en ningún otro lugar de México.
Por su parte, Celestún, al oeste del estado y a unas dos horas de Mérida, alberga la Reserva de la Biosfera Ría Celestún. Este espacio protegido no solo es hogar de flamencos durante gran parte del año, sino también de más de 300 especies de aves. Un paseo en lancha por sus aguas tranquilas te permite ver de cerca a los flamencos alimentándose, moviéndose en grupos armónicos sobre el espejo del agua.
Las Coloradas, cerca de Río Lagartos, es otro de los destinos imperdibles. Sus famosas aguas color rosa, resultado de la alta concentración de sal y microorganismos, se han convertido en escenario de una experiencia surrealista. Aunque es una zona industrial de salinas y el acceso a algunas áreas es restringido, en los alrededores es posible ver flamencos, especialmente en temporada de reproducción. La combinación del paisaje colorido y las aves rosadas crea una estampa única, digna de cualquier postal.
Además, pocos conocen que, en la Laguna Rosada de San Crisanto, en la costa norte de Yucatán, también se pueden observar flamencos en libertad. Este sitio, menos concurrido, ofrece una experiencia más íntima y tranquila, ideal para los amantes de la naturaleza y el ecoturismo. San Crisanto, con sus cenotes, manglares y playas, complementa la visita con actividades como paseos en kayak y senderismo interpretativo.
Visitar estos lugares no solo es una oportunidad para conectarte con la naturaleza, sino también para entender el valor ecológico que Yucatán protege con tanto orgullo. Los flamencos rosados son un símbolo de la riqueza biológica de la región, y observarlos en libertad es una vivencia que deja huella.